The Curry Room, London Andrea Piper
Amazing gidden Gem, is the newly launched Curry Room at The Rubens.
Serves an inspired three course menu created by Chef Arun Kumar. Working closely with Head Chef Kevin Joseph at our sister property, The Oyster Box Hotel in Durban, the menu celebrates authentic flavours made with the finest ingredients and exclusively imported spices from India.
Serves an inspired three course menu created by Chef Arun Kumar. Working closely with Head Chef Kevin Joseph at our sister property, The Oyster Box Hotel in Durban, the menu celebrates authentic flavours made with the finest ingredients and exclusively imported spices from India.
The intimate and supremely comfortable setting of the restaurant incorporates Rajasthani hand embroidery and rich red colours which reflect the vibrant diversity of the dishes.
Mohan, and his team will take you on a gourmet journey through the menu beginning with keema samosa, poppadums, homemade lime pickle, mango chutney and mint raita. A choice of mains includes inspired traditional Indian curries. Complete the experience with a choice of deserts including Indian influenced Kulfi ice cream.
A wide selection of old and new world wine has been carefully selected to complement the dining experience, including a fine selection from Bouchard Finlayson, our sister vineyard in South Africa. Popular Indian beer options include Kingfisher and Cobra.
Hidden away downstairs in The Rubens at the Palace, in what was once the library, is the new, intimate, warm and very invitingIndian restaurant. The service and attention to detail is incredible.
Aviso IMPORTANTE, estimados amigos y anunciantes,
NO SE DEJEN SORPRENDER..!
Les recordamos que MESA y VINO
NO TIENE, NI HA TENIDO JAMÁS asociados ni representantes,
los ignaros reporteros, decanos del Lobby GAY de las secciones de SOCIALES y espectáculos, Enrique Montero que se hace llamar Castillo Pesado y su pareja Tony Scheffler, JAMÁS han tenido que ver con MI EDITORIAL y sus publicaciones.
LEONARD´s Gstaad Andrea Piper
LEONARD’s may have been honoured with a Michelin star, but don’t worry if it’s a relaxed brasserie-style meal you’re looking for - chef Urs Gschwend promises fine food without laying on the old-fashioned formalities.
His generous and inventive dishes combine the inflormal flavours of the gastropub dining with the precision and flair of global haute cuisine and his menu showcases hand-picked regional products.
Whether you feel like a Reuben sandwich or a vegetable risotto, a best-in-class bouillabaisse or a superlative sirloin tagliata. You’ll find the perfect meal to match your mood.
Let the sommelier recommend the ideal glass of Swiss wine, or seek out a special label from the 9,000 bottles in Camezot, Leonard’s astonishingly extensive cellar.
MICHELIN Guide
The smart but relaxed design of the hotel continues in the restaurant. Styling itself as a ‘brasserie de luxe’, it serves both modern dishes and classics to the same high standards, using finest quality ingredients in its own minimalist style. Dishes include Wiener schnitzel and Zürcher Geschnetzeltes - veal strips in a cream and white wine sauce.
MICHELIN guide inspectors.
Awarded one Michelin star and 14 Gault et Millau points, LEONARD’s is where chef Urs Gschwend delivers cut-above bistro-style cuisine, using the very best seasonal produce of our region. Swiss in spirit but international in scope, we’re as suited to satisfying gastropub tastes as we are delighting fine-dining aficionados.
LEONARD’s welcomes you for lunch and dinner in a friendly atmosphere, both inside and on our spectacular terrace.
KOFFMANN´S London
Gabriel Mora y Romero
After a brief hiatus, iconic chef Pierre Koffmann has returned to create the quintessential Gascon bistro at The Berkeley. Situated in an enclave of Knightsbridge
and opposite the leafy Hyde Park, Koffmann’s at The Berkeley’s supreme location chimes with the majestic food on offer.
The warm, friendly, informal style of the restaurant is reflective of Koffman’s new emphasis on cooking from the heart rather than to chase Michelin stars.
And this is a man who certainly doesn’t need any more of those; Koffmann’s first restaurant at the Berkeley, La Tante Claire, earned him 3 Michelin stars,
dazzling critics and public alike over a 30 year period.
The food served is a seasonally inspired menu of French brasserie favourites with Koffmann’s legendary signature dishes delivered with a surprisingly
light touch.
Dishes of souffléd skate with lobster sauce, hand-dived scallops with ink sauce and cauliflower purée and the famed pig’s trotter stuffed with sweetbreads and
morels all make an appearance on a menu designed to wow as well as satisfy.
With lunch, dinner, pre- and post-theatre supper, as well as private dining available, this is informal dining for serious foodies.
Auberge des Sept Plats Le Mans
Sonia García-Iglesias
Gabriel Mora y Romero
Con el objetivo de asistir a la celebérrima carrera de 24 horas en el Circuito de La Sarthe, llegamos a Le Mans, una ciudad francesa hermosa y cargada de historia.
Por supuesto, desde que el viaje estaba concretado, tomamos la tarea de investigar lo más posible acerca de hoteles y sobre todo, restaurantes, tanto en Le Mans como en las cercanías; una magnífica oportunidad de adentrarnos otra vez en la auténtica cocina francesa, no en la Parisina, sino en la de otras regiones, en la de la campiña, y vivir de primera mano su gastronomía, que involucra no sólo los platillos, sino el concepto integral que la define y distingue.
Algunos amigos ya nos habían recomendado un puñado de comedores, pero el que nos complació plenamente fue éste, del que les relataremos nuestra experiencia.
Debemos comenzar diciéndoles, que el sitio, ubicado en el centro de la parte antigua de la ciudad, es espectacular, cálido, con un servicio amable y atento, “muy francés” coincidimos, que nos hizo disfrutar plenamente de la cena.
En el Auberge des sept Plats puedes elegir entre una carta limitada e invariable de entradas, platos fuertes y postres que son una auténtica delicia, todo exquisito, y repetimos, un servicio extraordinario.
El lugar esta dividido en 4 plantas,cada una con una decoración distinta, el nuestro era una cueva.
Todos los detalles están escrupulosamente cuidados; los platos, los vasos, los cubiertos, la música... nos encantan ese tipo de lugares, ya que, si ponen tanto empeño en esos rasgos, indfectiblemente su cocina resulta espléndida, como fue el caso.
Sí, la comida fue espectacular, 7 “entradas” y 7 “fuertes” a elegir con una materia prima muy buena y cocinados de forma suprema, y unos postres enormes que quitan el sentido, y todo ello por poco más de 20 euros, más lo que gastes en bebida; la relación calidad precio no podría ser mejor.
La sensación ha sido magnífica y sin duda la repetiríamos, si cuando menos viviéramos cerca de Le Mans, porque fuimos atendidos excelentemente bien y sin prisas, -que importante- a pesar de empezar a cenar a eso de las 10 de la noche.
Si está planeando tener una cena en Le Mans, le recomendamos que reserve, porque incluso los domingos por la noche, se llena.
STELA restaurante, Manhattan
A primera vista, el restaurante-bar Estela se ve igual que cualquier otro de “su tipo”; de aspecto “improvisado” poco elegante, pequeño e incluso, “estrecho”. Me dicen que estos restaurantes “informales” están de moda, se han multiplicado por la ciudad, siguiendo esta era post-gourmet que cobra fuerza día a día, haciéndonos olvidar, no sólo los “manteles largos”, si no ¡los manteles!
¿Por qué Estela? le pregunté a mi editor cuando me pidió que fuera a Manhattan a conocerlo y escribir la crónica, y no el restaurante que teníamos planeado anteriormente y programado ya para la edición 80... “por que acabo de leer una nota que dice que ahí le rechazaron su tarjeta de crédito al presidente Obama...” me respondió, “así que, por favor...”
No tiene ascensor, el espacio para subir al comedor es un tramo desaliñado de East Houston, es del tamaño de un garaje de camiones estrecho. Las paredes de ladrillo son en su mayoría carentes de decoración, a menos que cuentes como elemento decorativo a los conductos expuestos a lo largo del techo. El menú (quince platillos temáticos de cocina mediterránea, además de algunos embutidos surtidos y entradas) parece haber sido diseñada para complementar un cóctel, nada “del otro mundo”. ¿Por qué habrán venido a cenar aquí los Obama? me pregunté durante el tiempo que permanecí es Estela.
Siguiendo la gran tradición de pequeños bares-restaurantes de todo el mundo, los mejores asientos en la casa son en el bar, que aquí está cubierto con mármol blanco, tiene capacidad para catorce personas cómodamente sentadas, y se tiende a llenar siempre después de las siete. Como dije antes, nada del otro mundo, es un restaurante-bar que sigue la tendencia de esta generación de jóvenes chefs desaliñados, barbones, sin oficio, que no cocinan, tan sólo hacen relaciones públicas... y así salí, con la pregunta rondando mi mente ¿por qué vinieron a cenar aquí los Obama?
Le MEURICE restaurante, Paris Andrea Piper
A primera vista, el restaurante-bar Estela se ve igual que cualquier otro de “su tipo”; de aspecto “improvisado” poco elegante, pequeño e incluso, “estrecho”. Me dicen que estos restaurantes “informales” están de moda, se han multiplicado por la ciudad, siguiendo esta era post-gourmet que cobra fuerza día a día, haciéndonos olvidar, no sólo los “manteles largos”, si no ¡los manteles!
¿Por qué Estela? le pregunté a mi editor cuando me pidió que fuera a Manhattan a conocerlo y escribir la crónica, y no el restaurante que teníamos planeado anteriormente y programado ya para la edición 80... “por que acabo de leer una nota que dice que ahí le rechazaron su tarjeta de crédito al presidente Obama...” me respondió, “así que, por favor...”
No tiene ascensor, el espacio para subir al comedor es un tramo desaliñado de East Houston, es del tamaño de un garaje de camiones estrecho. Las paredes de ladrillo son en su mayoría carentes de decoración, a menos que cuentes como elemento decorativo a los conductos expuestos a lo largo del techo. El menú (quince platillos temáticos de cocina mediterránea, además de algunos embutidos surtidos y entradas) parece haber sido diseñada para complementar un cóctel, nada “del otro mundo”. ¿Por qué habrán venido a cenar aquí los Obama? me pregunté durante el tiempo que permanecí es Estela.
Siguiendo la gran tradición de pequeños bares-restaurantes de todo el mundo, los mejores asientos en la casa son en el bar, que aquí está cubierto con mármol blanco, tiene capacidad para catorce personas cómodamente sentadas, y se tiende a llenar siempre después de las siete. Como dije antes, nada del otro mundo, es un restaurante-bar que sigue la tendencia de esta generación de jóvenes chefs desaliñados, barbones, sin oficio, que no cocinan, tan sólo hacen relaciones públicas... y así salí, con la pregunta rondando mi mente ¿por qué vinieron a cenar aquí los Obama?
Le MEURICE restaurante, Paris Andrea Piper
ARRIVAL OF ALAIN DUCASSE AT HOTEL LE MEURICE.
A pure cuisine which turns simple into good. Real taste is returned to its truth, without any superfluous ingredient. Preparations are purified to leave room to the strength of taste. Going back to basics is also to respect the rhythm of the seasons, when the product is at its best. For Alain Ducasse, the meal tells a story, the table is a stage. New tableware finds its way to restaurant Le Meurice. Unique table objects give the tempo. Original creations by Pierre Tachon, or valuable pieces of Japanese craftworks by Shinichiro Ogata.
Inspired by the Salon de la Paix at the Château de Versailles, the room majestically imposes itself: antique mirrors, Crystal chandeliers, bronzes, marble, and frescoes... Romantic elegance, refined timeless décor. And then, there is the enchanting view, which materializes through large windows, overlooking the neighbouring Jardin des Tuileries.The decoration of the restaurant was revisited by Philippe Starck in 2007.
Alain Ducasse seeks to renew the image of haute cuisine.
Alain Ducasse seeks to renew the image of haute cuisine.
St JOHN restaurante, Londres Andrea Piper
Quizá la característica más emblemática de este restaurante londinense, es que su chef no desperdicia absolutamente nada de las materias primas que tiene en su cocina.El St John es un restaurante que ha sido galardonado en 2009 con una estrella Mchelin, y ha sido incluido en listas de “los mejores restaurantes del mundo...” hechos que han despertado polémica sobre si merece esos galardones.
A la entrada del local se encuentra un bar muy luminoso gracias a unas grandes
claraboyas en el techo, con unas pocas mesas donde se puede comer de forma algo
más informal.
Subiendo unos pocos escalones se encuentra la sala propiamente dicha, de paredes
completamente blancas, sin adornos, con lámparas bajas de color negro colgadas
del techo, y la cocina a la vista, algo que siempre es de agradecer (eso sí, ni un sólo
olor escapa hacia los comensales).
Las mesas, con manteles de papel sobre manteles de tela blanca (algo que no entendimos
muy bien) y copas de vidrio grueso (chocaba bastante en un restaurante
de esta supuesta categoría).
El servicio vestido de blanco inmaculado, muy atento,
El servicio vestido de blanco inmaculado, muy atento,
amable y colaborador, explican los platos estupendamente.
En la carta, platos que no resulta fácil ver en otros restaurante “estrellados”, como
el tuétano de hueso asado con ensalada de perejil (la grasa del tuétano es perfectamente
contrarrestada por la vinagreta de la ensalada) o el corazón de buey, que
se presenta fileteado, marinado en aceite balsámico y pasado por la plancha (de
sabor impactante y exquisito), servido con unas patatas fritas como hacía tiempo
que no tomábamos.
Además pedimos la chuleta ahumada de cerdo, que resultó estupenda en su sencillez.
Habrá quien critique que se ponga este restaurante junto a Arzak, El Bulli o The
Fat Duck, pero aquí se logra convertir materias primas muy sencillas en platos
verdaderamente especiales.
Carta de vinos no muy larga, con precios bastante contenidos para ser Londres, y
la posibilidad de tomar muchos de ellos por copas.
De postre tomamos Eccles cake con queso Lancashire (muy rico), y media docena
de magdalenas recién horneadas, fantásticas.
En resumen: una magnífica experiencia.
Con dos copas de Vignobles Guillaune Pinot Noir 2008 (6,70 libras c/u) y dos
cafés: 72 libras en total.
VENDÔME restaurante, Alemania Sonia garcía-Iglesias
A lo largo de los últimos años, Joachim Wissler ha recorrido un notable camino, modernizando e individualizando gradualmente la cocina del Vendôme, así lo dice en su crónica el Dr. Ingo Scheuermann, quien agrega; “Se requiere una labor extremadamente precisa aplicando técnicas contemporáneas, pero que nunca se conviertan en un fin en sí mismas.
Wissler reivindica otro tipo de cocina, refrescante, plena de ingeniosidades y extraordinarias conjugaciones de aromas, aplicando la totalidad del espectro de texturas y temperaturas”.
Cada plato, por sí mismo, narra su pequeña historia, recurriendo mayormente a experiencias culinarias transmitidas, que se conjugan con una fórmula plenamente novedosa, no sin un mensaje implícito.
Surgen así esculturas culinarias que convencen en su totalidad no sólo visualmente, sino también por su sabor. Resulta destacable la cantidad de ocurrencias que Joachim Wissler puede haber discernido a lo largo de sus viajes culinarios, y que, además, varían completamente al ritmo de temporada.
En el salmón salvaje con mantequilla con grama de olor y caviar terrestre destaca, junto con la sensacional calidad y preparación del salmón, en primera línea la interrelación entre el salmón, de textura ligeramente grasa, y la salsa de mantequilla con grama de olor con un sabor herbal.
En el ámbito de los postres, también descubre nuevos caminos con su pastelero Andy Vorbusch: en el campo de cereales, una ligera crema de leche con avena, helado de trigo sarraceno, un bizcocho de maíz de microondas, tupinambo marinado, jalea de trigo con avellanas, trigo inflado y aciano se combinan en una interesante asociación degustativa, que por un lado, se aventura con el tema muesli, y por el otro, emula un paseo por un campo de cereales.
HERTOG JAN restaurante, Brujas, Bélgica Sonia garcía-Iglesias
El Hertog Jan fue inaugurado en 1992 por Guido Francque, el concepto era un brasserie de platos sencillos, pero con una carta de vinos especial. Con la excepción de unas cuantas botellas francesas desconocidas, hubo algunos vinos del nuevo mundo. En 2002, se inició una renovación del restaurante y Gert De Mangeleer y Joachim Boudens fueron reclutados. Los nuevos propietarios invirtieron en un nuevo interior que se adaptan mejor a la cocina moderna que ofrece el restaurante ahora.
Se encuentra en las afueras de Brujas, de ambiente agradable y con música, muy acogedor, los platillos de gran variedad y muy creativos, les recomiendo Vieiras marinadas a la menta con nabos y avellanas exquisitos. El bar cuenta con una gama de vinos y cocteles de lo mejor y que son finamente elaborados.
Maravilloso, desde el principio hasta el final. No puedo encontrar superlativos suficientes para describir los sabores y la variedad de gustos. Aún así, es clásico pero a la vez ingenioso y delicado, no hay extraños gustos o invenciones "ofensivas". Una vez que se abre la puerta de este establecimiento, hay que prepararse para entrar en un paraíso de elegancia y sabores exquisitos.
El restaurante recibió su primera estrella Michelin en 2007, y el 23 de noviembre de 2009 fue galardonado con una segunda estrella en la Guía Michelin. El 21 de noviembre de 2011 se anunció el otorgamiento de la tercera estrella por la famosa Guía, que lo acredita como uno de los tres restaurantes con tres Estrellas Michelin en Bélgica.
Osteria FRANCESCANA, Modena, Italia Gabriel Mora y Romero
Una antigua posada anexa a un convento franciscano situada en un histórico edificio de la ciudad de Modena -capital del famoso vinagre balsámico- se ha convertido en el privilegiado emplazamiento que alberga la Osteria Francescana, para muchos, uno de los mejores restaurantes de Italia, para otros, no.
Este restaurante que vive suspendido entre la tradición y la vanguardia, abrió sus puertas por primera vez hace 20 años y durante ese tiempo, ha ido ocupando poco a poco los edificios contiguos y añadiendo a sus paredes, algunas de las mejores piezas de arte contemporáneo del mundo, un tema del que su creador, propietario y cocinero, Massimo Bottura, se declara apasionado experto y coleccionista.
Contrariamente a lo que esperaba, dado su histórico nombre, este restaurante, que cuenta en su haber con dos estrellas Michelín, propone una de las cocinas más experimentales e innovadoras del mundo, con platos de autor convertidos en clásicos allá, y a menudo adornados con nostálgicos toques de la antigua cocina tradicional italiana.
Entre sus especialidades se encuentran platillos que invitan a descubrir un abanico de sabores, como los Ravioles rellenos de cotechino, las Lentejas con salsa de alubias; o la clásica Ensalada César, preparada con el celebérrimo vinagre de Módena, todos ellos elaborados con unos toques de color y unas texturas que los hacen irresistibles, además de al paladar, a la vista; los precios van entre los 90 y los 150 euros.
Y qué decir de los mágicos Ravioles de cotechino y lentejas salseados con mantequilla, en los que el cerdo y las legumbres se sienten tal cual, inmaculados, como si la pasta no los envolviese, convirtiéndose en complemento, o al menos, compartiendo la mitad del protagonismo.
La pasta sabe a pasta y el relleno a cada uno de los elementos, barnizados por una especie de gelatina tibia.
Ingeniosa manera de ofrecer una versión inédita de los caracoles a la borgoñona: con setas, avellanas, pimienta rosa, jugo de perejil y ¡una nieve de caldo de ajo!
Sus menús emergen en el cruce de mil años de historia gastronómica italiana e ideas nuevas y texturas ligeras. La cocina recargada de los campesinos de la zona más rica de Italia queda renovada, purificada, sublimada como en un proceso de abstracción.
Lo humilde se transforma en plato de Nobleza. La mortadela (“el embutido de quienes no podían comprar jamón”) abre su menú, reinventada como mousse ligero y sabroso. Una patata al horno lo cierra. Láminas de trufa le dan un toque valioso.
Es un proceso de ascensión casi mística lo que le pasa a la comida en la cocina de La Francescana. La carne, los embutidos, las salsas, los caldos; se liberan de su parte pesada, para encontrar la quintaesencia del gusto, su verdadera alma. En realidad es una mística al revés. Porque si los monjes budistas meditan para abstraerse del mundo, los platos no abandonan su dimensión terrenal; al revés, la profundizan. Al fin y al cabo, lo que buscan es emocionar el paladar... ¡y lo consiguen!
(De la edición no. 70 de MESA y VINO!)
Es un proceso de ascensión casi mística lo que le pasa a la comida en la cocina de La Francescana. La carne, los embutidos, las salsas, los caldos; se liberan de su parte pesada, para encontrar la quintaesencia del gusto, su verdadera alma. En realidad es una mística al revés. Porque si los monjes budistas meditan para abstraerse del mundo, los platos no abandonan su dimensión terrenal; al revés, la profundizan. Al fin y al cabo, lo que buscan es emocionar el paladar... ¡y lo consiguen!
(De la edición no. 70 de MESA y VINO!)
TERRAZA DANIELI, Venecia, Italia Gabriel Mora y Romero
El RestauranteTerrazza Danieli, renovado y colocado en el piso más alto del Palacio Danieli Excelsior, brinda a sus comensales un panorama inolvidable de Venecia; la misma vista que tenían los nobles venecianos cuando en el pasado, vigilaban con atención las llegadas de los barcos cargados con las preciadas mercancías del oriente.
Un escenario romántico, rico en historia, que aunado a la belleza del decorado y los aromas que brotan con naturalidad de la cocina, despiertan con alegría los sentidos.
Este restaurante ofrece una rica selección de platos; desde propuestas clásicas venecianas y especialidades de la cultura Mediterránea, hasta platillos exóticos del lejano Oriente.
Este restaurante ofrece una rica selección de platos; desde propuestas clásicas venecianas y especialidades de la cultura Mediterránea, hasta platillos exóticos del lejano Oriente.
El cupo del comedor alcanza los 120 comensales, que pueden ocupar el lugar cerrado o la terraza, que es francamente una delicia en los meses calurosos; desde abril hasta octubre.
Los desayunos, las comidas y las cenas que disfruté en la terraza, son dignos del recuerdo; con las vistas del Gran Canal y Venecia puesta casi a mis piés, la experiencia se multiplicó. El servicio es elegante, la cocina deliciosa, y como ya dije, la vista inolvidable.
...y entonces, menú en mano, no me pude resistir ante un Risotto con caviale (25 gr) Sevruga di produzione Italiana, Vodka ed erba cipollina, que además, dejaba claro que había que aguantar el antojo: Cottura minima 20 minuti... a pesar de los 69 euros que costaba, por lo que para sobrellevar la espera, recurrí a un antipasto: Duetto di Prosciutto Crudo e Culatello di Sauris, erborinato di malga con grissini aromatici all’olio extra vergine, fresca insalatina di frutta... deliciosa y fresca, tal y como lo dictaba el menú... que sumó a mi consumo, otros 29 euros.
Pero, ¿con qué iba a cerrar esa memorable jornada gastronómica? el postre: Dolci tentazioni dal nostro carrello, de tan sólo 14 euros... pero como no hay buena comida sin vino, el responsable de las delicias disfrutadas, el chef Gian Nicola Colucci, me recomendó uno de la Toscana, ¡pero por supuesto!, el Paleo Rosso Superiore Le Macchiole 2007 Caberenet Franc... ¡espléndido! que le agregó otros 175 euros a mi cuenta... pero que quede bien claro; todo, absolutamente todo, ¡valió lo que costó!
QUIQUE Dacosta, Denia, España Sonia García-Iglesias
Quique Dacosta Restaurante abrió sus puertas en 1981 con el nombre de el Poblet. Mismo nombre de la urbanización en que se ubica. Nadie hubiera imaginado entonces que ese restaurante de comida castellana, se convertiría en uno de los referentes de la gastronomía
mundial veinte años después.
mundial veinte años después.
Quique Dacosta llegó ahí en septiembre del 1989. Pasó por todas las estaciones antes de quedarse con la dirección de la cocina y diez años después era propietario del restaurante.
Con 3 estrellas Michelin, el Premio Nacional de Gastronomía como mejor jefe de cocina en 2005 y el Premio Nacional de Gastronomía 2009 2 veces mejor cocinero del año por Lo Mejor de la Gastronomía. Mejor Pastelero del año 2008 por Juanfra Valiente y Mejor Maitre del año 2009 por Didier Fertilati, entre otras muchas menciones que ostenta Quique Dacosta, Restaurante.
Con 3 estrellas Michelin, el Premio Nacional de Gastronomía como mejor jefe de cocina en 2005 y el Premio Nacional de Gastronomía 2009 2 veces mejor cocinero del año por Lo Mejor de la Gastronomía. Mejor Pastelero del año 2008 por Juanfra Valiente y Mejor Maitre del año 2009 por Didier Fertilati, entre otras muchas menciones que ostenta Quique Dacosta, Restaurante.
Ecosistema Culinario son las palabras que definen Quique Dacosta Restaurante, es cocina de Vanguardia Española con raíces a la tierra de donde se ubica, de productos de la mejor calidad y lo más próximo posible a Dénia. Ahora bien, este ecosistema es una espiral que se abre al mundo. Todo ello converge en un eje central, que al fin y al cabo es lo que hace diferente esta gastronomía con otras. Ese eje es Quique Dacosta. Su perspectiva y manera de entender, visionar y expresar la gastronomía hace de la misma un evolución y revolución constante.
Cuando en 1926 los abuelos de Antonio Santini inauguraron el Pescatore, sólo era un pequeño restaurante familiar. Hoy, es uno de los más famosos restaurantes de Italia.
Entre Cremona y Mantua, en la reserva natural del parque Oglio, los miembros de la familia se reparten las tareas.
Entre Cremona y Mantua, en la reserva natural del parque Oglio, los miembros de la familia se reparten las tareas.
En los fogones, Nadia y Giovanni elaboran una cocina nostálgica y generosa: ancas de rana gratinadas a las finas hierbas, lucio al aceite de oliva virgen de Umbria, con perejil, anchoas y alcaparras y los célebres tortellinis de calabaza con queso de cabra, ricotta y trufas blancas de Alba, una receta que se sigue elaborando desde hace tres generaciones y que con el tiempo se ha perfeccionado. En el comedor, Antonio, Alberto y Valentina crean una atmósfera cálida y descorchan para usted sus mejores botellas, incluidos los grandes crus de Francia e Italia.
Este restaurante ocupa el ático del lujoso hotel Eden, situado en Via Ludovisi 49 y que ostenta con orgullo, una estrella Michelín en su haber. Muchos le consideran el restaurante más romántico de Roma, debido a la espléndida vista que se despliega ante sus ventanales, aunque habrá que decirlo, parte de su “encanto” está ligado a su precio; es alto.
Este restaurante romano reúne todo lo que puede pedirse.
A una carta de vinos variada y platos originales y sabrosos, le acompaña un servicio de atención profesional que culmima con una vista de Roma inigualable, sea de día o por la noche.
A una carta de vinos variada y platos originales y sabrosos, le acompaña un servicio de atención profesional que culmima con una vista de Roma inigualable, sea de día o por la noche.
Cabe destacar que este establecimiento cuenta con una estrella Michelín, que como todos sabemos, es una distinción que reciben los restaurantes más prestigiosos del mundo, con lo que su nivel está plenamente garantizado. Además de su exclusivo menú, La Terrazza del Edén ofrece una variada carta de vinos de la mejor calidad, y un gran número de diversos y exquisitos postres.
BRENNAN´S Houston Gabriel Mora y Romero
Diecisiete meses después de que este querido restaurante del Midtown de la pujante ciudad de Houston, fuera destruido por un incendio producto del huracán Ike, Brennan’s, que data del año de 1967, volvió a abrir sus puertas para el deleite de su fiel clientela.
Conocí el restautante recién inaugurado y he sido testigo de su transformación a través del tiempo y también de su excelente servicio y cocina, misma que ellos definen como “tejana-cajún”; deliciosa.
Si está usted un domingo en la ciudad de Houston y quiere comer bien, no lo piense mucho, acuda al célebre y popular ‘Creole Jazz Brunch’ de los domingos, se lo recomiendo.
CAN VALLES Barcelona Gabriel Mora y Romero
Diecisiete meses después de que este querido restaurante del Midtown de la pujante ciudad de Houston, fuera destruido por un incendio producto del huracán Ike, Brennan’s, que data del año de 1967, volvió a abrir sus puertas para el deleite de su fiel clientela.
Conocí el restautante recién inaugurado y he sido testigo de su transformación a través del tiempo y también de su excelente servicio y cocina, misma que ellos definen como “tejana-cajún”; deliciosa.
Con un 90 por ciento de la fachada intacta, el “restaurateur” Alex Brennan-Martin junto al Johnson Studio de Atlanta en asociación con las firmas de Houston Studio Red, Linbeck Construction y Pin Oak Interests, se dedicaron a restaurar el diseño original de John Staub que una vez albergara la oficina del propio Staub y sirviera de sede a la Houston Junior League.
Por la parte de afuera, las arqueadas ventanas que anteriormente estaban clausuradas, ahora han sido abiertas, y los ladrillos originales han sido restaurados. Un patio nuevo, ligeramente más pequeño que el anterior, da cabida a un par de robles gemelos en el punto donde yacía el grande que habitó ahí por varias décadas.
En el interior la decoración es ligera y brillante, un bien recibido cambio que dista del ambiente oscuro y caprichoso del “anterior” Brennan’s. En los comedores, las ventanas descubiertas iluminan con armonía, llamativas lámparas de lágrima resplandecen desde el techo y elegantes sillas llenan el espacio. En la esquina frontal del restaurante los comensales se pueden sentar en el acogedor Staub Room o dirigirse a la planta alta para disfrutar del nuevo Courtyard Bar y disfrutar de una buena vista del patio original con su fuente.
El menú de Brennan’s, inspirado, como ya lo dije en esa mezcla que ellos llaman la cocina “tejano-criolla”, y que a mi en lo personal me resulta original y sin duda deliciosa, figuran los favoritos de siempre, como la Sopa de Tortuga y el “Bananas Foster” que se mezclan con otras de las creaciones clásicas que ahora han sido “modernizadas”, como la Codorniz bañada en Bourbon y el Lenguado relleno de carne de Cangrejo Azul. En el interior la decoración es ligera y brillante, un bien recibido cambio que dista del ambiente oscuro y caprichoso del “anterior” Brennan’s. En los comedores, las ventanas descubiertas iluminan con armonía, llamativas lámparas de lágrima resplandecen desde el techo y elegantes sillas llenan el espacio. En la esquina frontal del restaurante los comensales se pueden sentar en el acogedor Staub Room o dirigirse a la planta alta para disfrutar del nuevo Courtyard Bar y disfrutar de una buena vista del patio original con su fuente.
Si está usted un domingo en la ciudad de Houston y quiere comer bien, no lo piense mucho, acuda al célebre y popular ‘Creole Jazz Brunch’ de los domingos, se lo recomiendo.
CAN VALLES Barcelona Gabriel Mora y Romero
Como dicen por ahí, no tiene mucho secreto ir a un lugar poseedor de una Estrella Michelin y comer bien, pero en esta ocasión, debo aclarar que llegué al Can Valles después de preguntar y preguntar a los locales sobre algún restaurante emblemático de la ciudad, tanto por su tradición pero sobre todo por su cocina, y me sorprendió la frecuencia con que los “encuestados” me recomendaron este comedor que no conocía, no sabía que era dueño de su “estrella”, ni siquiera de su existencia, así que, confiando en la cultura gastronómica de los catalanes, que es de sobra conocida, sin dilación para allá fui.
Los elogios para este restaurante por parte de los comensales que ahí encontré y a los que previamente solicité una recomendación fueron unánimes; la calidad de su cocina y la de su servicio es, dijeron todos, excelente.
El espacio es reducido, y por consiguiente ruidoso, pero los turistas mexicanos sabemos que los españoles, y en este caso los catalanes son propensos a la voz alta, a las expresiones con tintes de exageración, a expresar el gusto por la vida, así que el bullicio en vez de resultarme molesto, me alegró la jornada gastronómica, recordándome a cada momento, en donde estaba; en Cataluña, la tierra de mis antepasados.
Aunque algunos dijeron que los precios son altos, yo quedé convencido que la calidad de sus alimentos lo justifica plenamente, así que el balance de calidad y precio, es otra de sus virtudes.
Pero pasemos al asunto que me llevó ahí; la comida. Siempre he tomado como referencia al entrar a un restaurante, el talante de los que ahí ya están comiendo; sus expresiones me dicen de su gusto, de su alegría, de su satisfacción por lo que están degustando, y entonces, o me entusiasmo, o las dudas me asaltan, y en este caso, la alegría me envolvió de inmediato y sobre todo, con el antecedente de las “flores” que todos les habían “echado” al Can Valles, me dispuse a disfrutar de sus delicia.
La carta es extensa y variada destacando los carpaccios, algunas pastas y otras delicadezas como los langostinos con compota de tomate. Gran abanico en pescados y carnes a la piedra. El foie es fresco, sencillo pero exquisito, acompañado con un suave toque de membrillo.
Los mejillones a la plancha resultaron una delicia, el tataqui de atún, en donde no sólo el sabor es sobresaliente sino que su color le dignifica más, me dejó recuerdo en el gusto, y los antojos que quedaron pendientes a propósito de los platos de temporada, hicieron de esa comida, una elección adecuada.
Las carnes sabrosas y en su punto, y la galta de cerdo ibérico, la calificaron mis “vecinos” de mesa como de “autentica locura”, igual que los pescados siempre frescos; en fin, que este restaurante es notable al igual que el personal: Antonio, Carlos, y Jony que siempre estuvieron atentos, amables y dispuestos a hacernos pasar una velada agradable.
Y llegando al punto final, uno piensa en los postres, y la lógica nos dice que serán de la misma sabrosura que los platillos previos, y así fue; el pastel de queso es uno de los mejores que he comido, con una base tipo mil hojas y textura de quiché, mismo que acompañé con un vino dulce de allá mismo.
La decoración de este lugar no es una de sus notas altas, y la cava tampoco es para asombrar, sin embargo, cuenta con un par de docenas de etiquetas de la Rioja y de la Rivera del Duero que llenan adecuadamente las espectativas para un maridaje correcto.
El trato es amable, personal y familiar, Pedro es quien dirige y ofrece las mejores sugerencias al comensal, José es el artista de la cocina que con su pasión y culto a su oficio, hace que el Can Valles sea considerado por los asiduos, un templo de la gastrornomía local, siempre con la humildad que el carácter de ambos, han transladado a su restaurante.
Desde aquí agradezco a los muchos transeúntes catalanes que me recomendaron el Can Valles, que quedará entre mis preferidos de la entrañable Barcelona de mis ancestros.
Bo Innovation Hong Kong Gabriel Mora y Romero
Como en muchos casos, la cocina del Bo Innovation X-treme Chinese cuisine, es el vivo reflejo de su chef, que no del restaurante, del local, del espacio, éste es sobrio, elegante, con una fusión que efectivamente me hizo sentir en donde estaba, en el oriente, en Hong Kong, en el de ahora que ya es chino otra vez, no “inglés” como en mi última visita.
La cocina, las formas de presentar los platillos, además de sabrosos y en algún sentido novedosos y definitivamente creativos, reflejan cierta irreverencia, que ya no me resultó extraño en cuanto conocí al cocinero; rayas deportivas de azul y púrpura en su pelo, lentes de color azul oscuro y un tatuaje en su brazo derecho que en caracteres chinos, reza: “Demonio”, no muy visibles pero que Alvin Leung Jr., jefe de cocina y dueño de este espacio y de una estrella Michelin, me mostró.
Así es él, creo yo un chef brillante, autodidacta; aplaudo eso particularmente, porque así está libre de tanta tontería que imprimen en los jóvenes en esas escuelas rimbombantes atestadas de chefs franceses de poca monta.
En sus manos, tradicionales de Hong Kong como favoritos “yuk mui Choi kau” (carne de cerdo braseado con verduras en conserva) y “la vuelta del ventilador mei” se presentan como “una mousse blanco” y “salchichas con sabor a helado con arroz inflado”, respectivamente.
Incluso su interpretación del clásico de Pekín “xiao long bao” (empanadillas al vapor de cerdo con sopa) se parecen más a las yemas de huevo.
En diciembre de 2008, galardonado con dos estrellas Michelin al restaurante Bo Innovation de Leung en la edición inaugural de la guía Hong Kong Macau.
Incluso su interpretación del clásico de Pekín “xiao long bao” (empanadillas al vapor de cerdo con sopa) se parecen más a las yemas de huevo.
En diciembre de 2008, galardonado con dos estrellas Michelin al restaurante Bo Innovation de Leung en la edición inaugural de la guía Hong Kong Macau.
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