viernes, 4 de septiembre de 2015

Andanzas gastronómicas 2... ¿Qué le pasó a la Hacienda de los...?

Estimados lectores, continuo con mis andares gastronómicos que en esta ocasión demuestran, que no todo es lo que parece, también padecemos de algunos inconvenientes quienes, como el que escribe, deambulamos con frecuencia por los aparentemente opíparos corredores gastronómicos, que no siempre resultan gratos, y como en este caso, ni siquiera ¡saludables..!



Debo confesar que cuando recibí la invitación de la Hacienda de los Morales, para asistir a la comida de presentación de su temporada de chiles, me sorprendí, y es que su director Fernando del Moral, jamás había tenido la menor cortesía para conmigo, y esto, a pesar de haber incluido a la Hacienda... en mi libro de colección La Excelencia Restaurantera de la Cd. de México, que publiqué hace algunos años, de manera gratuita, ya sabe, cuestión de ética profesional, de decencia, de cuna...  

Pero, ¿por qué? se preguntará usted. Porque un par de reporteros de sociales, a los que en alguna etapa de la vida de mi revista MESA y VINO! les abrí un espacio para que publicaran sus nimiedades, le hicieron creer al señor del Moral, y a otros tan cándidos como él, que eran mis socios, y en algunos casos, los ¡dueños y yo el empleado, hágame usted el favor!

Por fortuna, no hay tanto estúpido en el medio, así que tan sólo un puñado lo creyeron; cualquiera con un dedo de inteligencia, conociendo de sus incapacidades por demás manifiestas, y su absoluta falta de escolaridad, comprendían por defecto, que era literalmente imposible, que éste par de taimados incultos, hicieran una publicación como MESA y VINO!

Y ¿por qué menciono esto? Pues porque todo indica que el señor del Moral lo sigue creyendo, es por eso que me envió la invitación... sigo siendo para él, "el hombre de paja" de MESA y VINO! 

Así que este capítulo que creía cerrado, de repente se apareció cuando a la mitad de la comida, la responsable de las relaciones públicas del señor del Moral, me identificó, como el enviado de... 

Pero, ¿cómo se llaman este par de legos? se preguntará usted; uno, el más torpe, Enrique Montero, pero debido al complejo de inferioridad que le produjo la pobreza en la que transcurrió su niñez, (como si la pobreza económica fuera motivo de vergûenza), se hace llamar Castillo-Pesado, seguramente, en su exiguo entendimiento, se le ocurre que esos apellidos son o cuando menos suenan, a linaje, alcurnia, y por consiguiente, le borran de un rasgo, la pobreza de su origen, pero sobre todo, sus complejos y perturbaciones...


El otro, Tony Scheffler. Éste, todavía más insignificante, sin duda un personaje gris, dueño de una ausencia total de recursos intelectuales, por lo que comparte la misma ignorancia rampante que su compinche; ambos ignaros, afectos a vivir del trabajo de los demás... me pregunto si después de esta afirmación, por fin, el señor del Moral y el resto de los cándidos que les creyeron a éstos parias, los seguirán tratando... ya veremos, ya ve lo que dicen por ahí: "Dios los hace y...!


Menciono esto, porque ya estoy hasta la coronilla de cargar con el estigma que las mentiras de estos pelagatos, han creado alrededor de mi revista y, sobre todo, por lo injusto que resulta para el grupo de personas talentosas y leales, que por años han contribuido con su inteligencia, su voluntad, su sabiduría y experiencia en MESA y VINO!, sea usufructuado y presumido, por esta dupla de patanes...

Una vez aclarado lo anterior, voy al tema de la comida; advierto que seré breve, no hay mucho que decir, tampoco imágenes de los chiles, me recordarían los intensos dolores estomacales que produce una infección intestinal severa.

Desde que llegué atendiendo la invitación enviada, noté el cambio en este otrora restaurante de prosapia; comenzando con el bar con el que se encuentra uno justo entrando, y que ponía de manifiesto la magnificencia de las Haciendas mexicanas de antaño, y que recuerdo, era de una belleza manifiesta... hoy luce simplón, por decir lo menos. Tan sólo el reemplazo de la barra de madera pesada con el escudo de la hacienda esculpido con maestría, por una de mármol blanco, es...

El cambio de propietario, supongo, ha convertido a este complejo gastronómico en algo así, como una gran cafetería, o más bien, como una cafetería grandotaEs por eso que titulé esta crónica ¿Qué pasó con la Hacienda...? 

De los chiles, poco que contar, el maridaje con un rosado de Casa Madero, que me recordó inmediatamente (sin el gas desde luego) al Orange Crush que bebía de niño y un tinto con los taninos tan desproporcionados, característica -pareciera- obligada de los rojos de esa bodega, estuvo fuera de mi gusto, me temo que el cocinero y la sommelier, tienen poca idea de lo que significa un buen maridaje, pero sobre todo, ¡refinamiento..! lo otro destacable, es que me produjeron una gastroenteritis de esas difíciles de olvidar. Curiosamente, a mi hermana que estuvo comiendo ahí un par de semanas atrás, le pasó lo mismo, así que estamos pensando seriamente, enviarle las facturas del médico, al señor del Moral y a su cocinero.


Estimado lector, si usted disfruta corriendo riesgos, o piensa que esto es alguna suerte de represalia, lo invito a que vaya a comer alguno de los chiles que sirven en la Hacienda de los Morales este fin de semana... ya me platicará.

Gabriel Mora y Romero
Director Editorial

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