Sólo hay tiempo para amar y tenemos poco tiempo hasta para eso.
Mark Twain
Y aunque en Enero no pasó nada, ni los primeros pasos... comenzamos Febrero..¡descansando!
debido al primer puente del año, ¿Acaso no somos una joya como sociedad?
Todo indica que no nos cansamos... ¡de descansar!, que hay tiempo de sobra, que no corre prisa alguna, que no hay urgencias por... componer, solucionar, avanzar, que todo marcha bien.., ¿qué le parece?
Salvo los preparativos de la visita Papal a nuestro país, que trae a todos los responsables "consagrados" a cumplir con sus tareas para que el pueblo siga soñando y distraído, lo demás, pareciera que que va navegando en una mar de armonía, arropado por una serenidad tal, que nos hace crecer el vientre con júbilo y contento, producto de un sedentarismo melódico, de una contemplación plácida... ¡cuánta paz..!
Pero mejor regreso a los últimos días de Enero de los que hablaba de cómo intenté llenar el LIMBO que se vivía entonces y se vive ahora... ¡todavía!
Como les contaba en la primera entrega, me dediqué a recorrer comedores que me gustan... y es que para mi, es imperante no perder el momentun, no dejarme "absorber" por estos períodos de inactividad que adormecen la voluntad, que llenan de una galbana contagiosa el espíritu y el cuerpo, y que nos conducen a estadíos de tedio irremediables...
Así que recordando comedores, vino a mi mente La Parola, aquel pequeño restaurante del que hablé hace ya algún tiempo en la sección de Cocina de Barrio de este BLOG, y pensando en la reunión que tendría con mi amigo Pedro, que por cierto reside por aquellos rumbos, sugerí volver a comer pasta y pizza en la colonia Alamos.
El lugar sigue incólume, y su cocina igual. El barrio trae remembranzas del pasado de esta ciudad que ahora se antoja lejano, muy lejano...
Elegimos una pasta con salmón y una pizza con "serrano", "ricas" las dos que acompañamos con tintos, en mi caso la elección fue uno de Somontano, que sin duda, está elaborando vinos espléndidos.
Nuevamente felicito a Beatriz Adriana, la encargada de elaborar los platillos en su restaurante, allá en Segovia 45, en la colonia Álamos.
Gabriel Mora y Romero
Director Editorial
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