Mariana Guerra
Ernesto Sabato fue un hombre introspectivo. Su rostro nos decía que desde que despertaba cada mañana, su mente comenzaba a hurgar en el fondo hasta de las cosas más simples; el cantar de un pájaro que veía a través de su ventana, la hormiga que cruzaba rumbo a quién sabe donde por encima de la mesa, la mañana, a veces fresca, que le traía recuerdos de juventud allá en Rojas o los encabezados de los diarios argentinos, que ya sabe qué dicen, -siempre lo mismo- y que le arruinan cualquier viso de buen ánimo, dando esa impresión de que sonreía poco.
Su biografía nos dice que fue un escritor, ensayista, físico y pintor argentino y que su obra narrativa consiste básicamente, en tres novelas: El Túnel, Abadón el exterminador y Sobre héroes y tumbas, y que ésta última, es considerada una de las mejores novelas argentinas del siglo XX.
Fue condecorado con diversos premios y reconocido por Universidades y lo nombraron ciudadano ilustre de las ciudades más importantes.
Pero también trabajó en el gobierno argentino, fue Ministro de Relaciones Exteriores, durante el gobierno de Arturo Frondizi, cargo que más tarde abandonó, y después de la guerra de las Malvinas, el derrocamiento de la dictadura, y la elección democrática del gobierno, Ernesto Sabato fue nombrado Presidente de la CoNaDeP.
Fruto de las tareas de dicha comisión, nace el libro “Nunca Más”, conocido como “Informe Sabato” en el que se describen las atrocidades cometidas durante este ese periodo y se analizan las “desapariciones” que se produjeron.
Pero es a través de “El Túnel”, novela corta que comienza a bosquejar en el año de 1947, y publica en el siguiente, que llama poderosamente la atención y entonces, sus ensayos son traducidos a diversos idiomas y adaptados al cine. Algunos de ellos son realmente polémicos, lo que le trae muchos problemas.
“El Túnel” es una breve e intensa novela que se convirtió en un magnífico ejemplo de la denominada “literatura existencial” que le dio a su autor, un reconocimiento que traspasó las fronteras nacionales.
Por ahí alguien escribió a propósito de... “Para quien todavía no la leyó, El túnel es la mejor introducción al universo prodigioso de Ernesto Sabato; para quien la conoce, un clásico de las letras del continente, una historia sobre el drama del hombre ¿arrojado? en el sinsentido más doloroso: la conciencia de la nada”.
En 1961 publica su segunda novela, “Sobre héroes y tumbas”, que tendrá un resonante éxito y le dará renombre internacional.
Tras ésta apareció “Abaddón y el exterminador” (1974) que a decir de algunos críticos, era dueña de un corte autobiográfico más acusado, y “...con una estructura narrativa aparentemente fragmentaria, y de argumento apocalíptico en el cual las potencias maléficas rigen el universo y es inútil la resistencia”.
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