Los buenos modales siempre se agradecen. Sobre todo porque indefectiblemente son resultados de la buena educación, misma que en algunos casos, también deriva en refinamiento, y hasta en algo que por aquí en mi tierra, hemos dado en llamar... ¡buen gusto!
Sí, regularmente las personas bien educadas, -y me refiero a esa educación que se trae desde el nacimiento mismo-, tienen ese don que despliega cortesía, amabilidad, y en general, lía en ese ambiente que prodiga un sentido de comodidad, bienestar e incluso, contento.
Y ese fue precisamente el caso que me tocó vivir hace un puñado de noches durante la cena maridaje con los vinos de Concierto Enológico, una vitivínicola de Ensenada, Baja California... sí, de vino mexicano.
Y entonces usted amable lector que me sigue con lealtad y constancia, me cuestionará, pero, ¿no que el vino mexicano es...?
Reconozco que he sido crítico sobre la calidad del vino mexicano y lo sigo siendo, es por eso mismo que hoy, le cuento sobre Concierto Enológico...
Que entre los vinos mexicanos hay malos, que digo malos. ¡malísimos! es una verdad de la magnitud de una catedral, pero también los hay así en Francia y en España y en Italia y... en todas partes donde se han atrevido a producir vino...
sin embargo, dentro del vino mexicano, he encontrado algunas etiquetas, que me han despertado sensaciones agradables, y cuando esto ha sucedido, antepongo por costumbre y de inmediato, su relación calidad/precio; en pocas palabras me pregunto; ¿vale lo que cuesta? ¿gastaría esa cantidad por este vino en lugar de...? ya que este punto, ha sido uno de los que más lo excluye de las preferencias de los consumidores entendidos.
Pero volvamos a los buenos modales, y permítanme contarles que cada ocasión que logro encontrarme con ellos, me resulta tan grato que lo agradezco profunda y sinceramente, como en este caso.
Y no podría ser de otra forma, ya que quien me invitó fue Sandra Fernández, profesional del vino a carta cabal y promotora de esta aventura enológica/musical, y por supuesto nuestros anfitriones, la familia Sarabia, propietarios de la bodega.
La cita, en uno de los restaurantes que hoy ocupan (y por desgracia, también ocultan su soberbia fachada) la casona Domit, enfrente del Parque del Reloj en Polanco.
Les platico que desde el momento de la entrada misma, al tiempo que daban la bienvenida, ofrecían una copa de vino; ¡qué espléndida costumbre! propia de... la buena educación, -deberían de ponerla en práctica todos estos jovenzuelos y viejos- que dicen manejar las relaciones públicas en este país.
Pero volvamos a la bienvenida, a la copa, de... ¿cuál vino fue?
De PAUTA, uno de los 4 vinos que ahora está produciendo esta "bodega boutique..", así se autonombran...
"Definitivamente, no niega su origen.." -fue mi primera apreciación- "...mineral, con su indiosincrásica nota de salinidad, -no perdamos de vista que se trata de un vino de Ensenada- pero unos minutos después del primer sorbo, cuando ese vino de un rojo intenso continuó "abriendo" ya en la copa, llegaron dos nuevas sensaciones que... me gustaron:
La primera, que a pesar de las peculiaridades de su origen, mostró un balance claro, franco; las características inherentes de los vinos de allá, estaban atemperadas, "aplacadas" -diría mi abuela veracruzana-, lejos de agredir el gusto, -como era costumbre en los caldos que producían en aquellos lares hace apenas unos cuantos años- al contrario, comenzaron a mostrar su "lado bueno, sus buenos modales", -un aplauso al enólogo- declarándose como un buen vino "estiloso" -si se me permite la expresión- para los inicios... para dar el primer sorbo después de los saludos, ...un vino que se ajusta con facilidad e incluso con un dejo de gracia, a cualquier paladar, cualquier gusto; experimentado o no, un vino de bienvenida que se agradece.
Y la segunda; que al tratarse de un ensamble de 5 uvas, -si éste es llevado a cabo con pericia-, nos trae sorpresas agradables; así que cuando me percaté que algo en el fondo de mi memoria gustativa daba brincos levantando la mano con insistencia... abrí de lleno mis sentidos, para identificar la razón de ese dejo deleitoso en mi gusto, y entonces, descubrí que contiene una pequeña porción de Barbera, que es "una de mis uvas predilectas", y que de manera sutil, se fue expresando conforme lo bebía... ¡très bon!
Una vez sentado a la mesa en donde me concedieron la gentileza de compartir esta experiencia junto a Sandra y a nuestros convidantes Margarita y Luis Sarabia, nos sirvieron el "segundo vino": el FORZA, que es un paso adelante del PAUTA, pero... un paso afortunado, un paso que confirma que todo es sujeto de mejoramiento... -y no es que ése haya sido el propósito, sino el de crear un vino de otro rango, con un poco más de elegancia - en este caso, un ensamble de 3 uvas, - Cabrnet Sauvignon, Merlot y Barbera- con el que acompañamos el Tiradito de Marlín Ahumado con Vinagreta de Frambuesa, Brunoise de fresas, y alcaparras fritas, que de entrada, se dio la mano con sus aromas que también evocan esas frutas rojas... ¡un maridaje acertado!
Con el Pescado a la Talla con Chile relleno de Frijol y Queso Crema de rancho, sirvieron el CONCIERTO, en donde de inmediato resaltaron la madera y las especias entre los brillos de un escarlata subido... acento que puso, la uva Ruby Cabernet (cruza de la ....Sauvignon y la Carignan) que acompaña este ensamble con la otra Cabernet, la Sauvignon y, su dosis de Merlot, que también declara sus virtudes desde los tonos, pasando por los aromas, hasta alcanzar los sabores.
Y cerramos con el GRAN CONCIERTO que es, según nos dijo Sofía Sarabia, su vino "de lujo" y que sólo elaborarán, cuando todos los elementos involucrados, encuentren una afortunada coincidencia en lo óptimo, en la cima de sus tiempos y bondades... sin embargo, este vino, a mi entender, se quedó un poco corto en su "maduración", sin tomar en cuenta que se trató de un Cabernet Sauvignon 100%, que NO es una de mis favoritas, -por fin estimados lectores, una que no es de mis...- mi impresión es que le falta tiempo en botella; dejarlo en reposo unos meses, no le caerían nada mal y entonces, tal vez...
Esta experiencia la guardo en la memoria con una sonrisa, y con el agradecimiento de que este andar profesional, me haya llevado al encuentro con este equipo de maravillosas personas que se guían entre otras motivaciones, por la pasión, el razonamiento, la congruencia y los buenos modales; valores que transmiten con buena educación en... ¡sus vinos..!
!Salud..!
Gabriel Mora y Romero
Director General y Editorial
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