De la edición de MESA y VINO! Septiembre- Octubre 2018.- (Fragmento)
La comarca de la Franciacorta se sitúa en el norte de Italia; en Brescia, en la región de Lombardía, en los bordes del Lago Iseo... que además de su belleza natural, es la cuna de un vino espumoso que cada día cobra más celebridad y del que poco se habla, cuando menos en México.
Este "spumante" de la Franciacorta me parece, -desde que lo probé por primera vez- un vino noble y notable... que es más el fruto de la inspiración, que de cualquier otra virtud, incluida la tradición, el oficio legendario y la afición a la excelencia.
Recorrer los campos de esta bella comarca italiana dejando la vista libre para que deambule por el paisaje de colinas que se suceden sin repetirse, salpicadas por los tonos de sus vides, me confirma de una manera intrínseca, la esencia que rebosa en sus vinos, particularmente los "spumantes", que comencé, -allá mismo, frente a su campo- a entender más cabalmente, a discernir la pasión de la gente de aquella comarca que los elabora, y que deriva en honor conforme se bebe cada uno de los sorbos...
La primera referencia sobre esta región y sus vinos la obtuve en la CDMX hace algunos años cuando me invitaron a una presentación, -en aquellos días, todavía lo hacían, por cierto, a cargo de una de las figuras relevantes de aquella comarca: Sara Pedrali- que resultó en una experiencia por demás grata, incluso reveladora diría yo, ya que nunca he sido un "aficionado" a los espumosos, menos al francés de Champaña...
Desde mi juventud me ha producido todo tipo de incomodidades en el gusto, y una fila larga de dolores de cabeza producto incluso, de ingestas moderadas... por lo que a pesar de que en la casa paterna se consumía por costumbre, mi preferencia se asentó en los Cava de la tierra de mis antepasados: Catalunya... la relación calidad/precio del espumoso ibérico contra los franceses de "batalla", como el que se emplea en los podios de los Grandes Premios de la Fórmula 1, me parece infinitamente superior... hasta que conocí el italiano que nos ocupa.
Pero volvamos a la Francicorta y su espumoso; la experiencia ahí fue brillante... me tomé mi tiempo en cada visita a las diferentes Bodegas, sin exponer mi identidad profesional en ningún momento -sino hasta el final- para evitar ser tratado con algún tipo de preferencia, -si es que se diera el caso- que desviara mi atención total... y/o influir en el disfrute de las sensaciones organolépticas, producto de alguna perorata que exaltara bondades de una u otra etiqueta y me obstaculizara un placer completo y consciente...
Algunos afirman que la "rivalidad" en excelencia con el espumoso francés de Champaña, cada vez se acentúa más, -aunque suena a tesis publicitaria- me parece cierta; de hecho, su elaboración es muy similar... este ha sido el primer vino italiano producido únicamente a través de la segunda fermentación en botella, según la norma del método clásico; Denominazione di Origine Controllata e Garantia (DOCG) de 1995. Para su producción se emplean exclusivamente uvas Chardonnay, y/o Pinot nero y/o Pinot bianco... este última, está permitida hasta el 50% del ensamblaje, y vale la pena hacer notar, que la vendimia se realiza exclusivamente a mano.
Sobre sus etiquetas sólo se lee la denominación Franciacorta, único término que define el territorio, el método de producción y el vino... entre los que destacan los tipos Millesimato, Rosé, Satén y Reserva...
Sin embargo, a mi gusto le habla con más elocuencia este italiano; que tiene sin duda, más afinidades con esa cultura... encuentro en su esencia el arte implícito en la historia cultural y artística de aquel país, y el carácter puntual de la rica gama de ingredientes de su gastronomía...
Su sabor rompe con esa suerte de rigidez y/o solemnidad del espumoso galo; a cambio, ofrece una mezcla de temperamento y elegancia que hace diferencia... con notas que invitan a la alegría, que provocan una sonrisa de gusto, -que finaliza en una reflexión- después de cada sorbo...
Vuelvo a insistir, ya que el vino italiano es mi predilecto, en su escasa presencia en el mercado mexicano... me refiero a vinos de calidad. Es relativamente fácil encontrar Prosecco y Asti, incluso Chianti, pero de una calidad que no hace más que "abollar" la reputación de este origen que tiene una cantidad de joyas notables.
No hay duda que la oficina de Comercio de la Embajada Italiana no está haciendo bien su trabajo o a la industria vitivinícola de aquellas latitudes, no le interesa en mercado Premium mexicano. Ojalá eso cambie.
Lo invito a que la próxima ocasión que celebre algún acontecimiento o que tan sólo el antojo le pida una copa de espumoso, le de una bofetada de desprecio a la costumbre, y busque los secretos de este vino italiano...
Desde una de las Bodegas emblema, domino los viñedos que pertenecían al Convento Santissima Annunciata... sobra decir que se trata de un lugar sumergido en historia y encanto... mientras observo este espléndido paisaje, bebo de mi copa y me prometo, volver pronto a la Franciacorta..!
Gabriel Mora y Romero
Fundador, Director General y Editorial
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